domingo, 5 de junio de 2011

Anorexia y Bulimia.


Desde un punto de vista nutricional, la anorexia nerviosa es una conducta alimentaria que se aleja de la forma normal de alimentarse y de las pautas de una alimentación saludable. Desde un punto de vista psicológico, es una grave distorsión que la persona tiene de su imagen corporal. Desde un punto de vista médico, es una enfermedad que causa graves alteraciones en todos los tejidos y sistemas del organismo incluyendo alteraciones en el crecimiento y en los sistemas endocrinológicos (o de las hormonas), y tan severas que pueden conducir a la muerte.

La anorexia nerviosa afecta preferentemente a adolescentes del sexo femenino.
Se considera que es un trastorno que tiene una predisposición psicológica, caracterizada por una alteración en la percepción de la imagen corporal junto a carencias afectivas y un bajo nivel de autoestima. Sobre esta base alterada se añaden factores socioculturales, como son el culto al cuerpo que tiene nuestra sociedad y que castiga la obesidad y equipara delgadez con armonía, belleza, prestigio y éxito. De todas formas, existirían factores biológicos como son la baja actividad de los sistemas noradrenérgico y serotoninérgico cerebrales que podrían explicar el porqué estas personas tienen una autoperceción alterada de su cuerpo y adoptan un comportamiento alimentario también alterado que les lleva a graves complicaciones y a la muerte.

Los factores genéticos también contribuyen al desarrollo de anorexia nerviosa, ya que hay más casos de anorexia nerviosa en las familias en las que ya hay un miembro afectado.
Para adecuar la imagen corporal real a la imagen corporal ideal, el individuo se somete a pautas alimentarias muy estrictas que, en muchos casos, van acompañadas de ejercicio físico intenso y de la toma de fármacos (laxantes, diuréticos, anfetaminas). Además, suelen evitar comer con sus familias o con otras personas. También reducen progresivamente su vida social, se aíslan y van dejando de tener amigos, al tiempo que pierden el interés por todo lo que les rodea excepto por el trabajo o los estudios. En algunos casos pueden existir conductas de bulimia en un paciente con anorexia.

La restricción alimentaria conduce a una gran pérdida de peso, malnutrición, osteoporosis, detención del crecimiento y alteraciones endocrinológicas como amenorrea, entre otras. Por su parte, los vómitos autoprovocados y la toma de fármacos para forzar la pérdida de peso conduce a alteraciones hidroelectrolíticas, alteración de la función renal y arritmias cardíacas.
No existe una prueba que diagnostique a una persona como anoréxica. El diagnóstico de la anorexia nerviosa se hace en base a unos criterios de consenso médico, como son los criterios establecidos por la Asociación Americana de Psiquiatría o los criterios de la Organización Mundial de la Salud. La clave para el diagnóstico de anorexia nerviosa según estos criterios es el grave trastorno en la percepción de la imagen corporal, el gran rechazo a mantener un peso normal y las conductas para conseguirlo como son la restricción voluntaria de alimentos, la autoprovocación de vómitos y la ingesta de fármacos para adelgazar. La pérdida de peso llega a ser realmente muy importante, con un índice de masa corporal menor de 17’5 kg/m2.

El tratamiento de la anorexia nerviosa debe ser multifactorial y compartido por varios especialistas, entre los que deben estar especialistas en salud mental (psicólogos y psiquiatras) y especialistas del área de la nutrición (médicos y nutricionistas). Antes de indicar ningún tipo de tratamiento psiquiátrico o de cambio de alimentación se realizará un análisis de sangre para detectar alteraciones metabólicas o endocrinológicas que obliguen a un tratamiento específico, como cifras bajas de potasio o de proteínas en sangre, o trastornos de las hormonas. El electrocardiograma puede poner de manifiesto alteraciones del ritmo cardíaco.

Debemos tener en cuenta que la anorexia nerviosa es un trastorno de instauración lenta, por ello los hallazgos clínicos y analíticos suelen estar en relación con la intensidad de la pérdida de peso y el tiempo de evolución de la enfermedad, a los que se asocian las consecuencias derivadas de las conductas purgativas (vómitos autoinducidos, utilización de diuréticos o laxantes). Las alteraciones clínicas y analíticas suelen revertir al recuperar un peso adecuado y pueden tratarse y controlarse ambulatoriamente. Sin embargo, en los casos graves, con alteraciones importantes del potasio o del calcio, compromiso de la función cardíaca o renal, la presencia concomitante de algún tipo de infección, etc. pueden obligar a la hospitalización del paciente.
El tratamiento de la anorexia nerviosa incluirá medidas farmacológicas, psicológicas y nutricionales. Respecto al tratamiento farmacológico, no existe ningún psicofármaco curativo de la anorexia nerviosa, e incluso algunos de ellos pueden estar contraindicados (es el caso de los antidepresivos en caso de existir alteraciones del ritmo cardíaco). Por ello, es de gran utilidad el tratamiento psicológico, que debe buscar los siguientes objetivos:
Corregir distorsiones en la percepción del propio cuerpo y normalizar la imagen corporal.
Tratar la posible ansiedad que pueda existir.
Eliminar los comportamientos de evitación a la hora de comer.
Solventar posibles conflictos familiares.
Mejorar la autoestima.
Enseñar y educar desde la infancia, en la familia y en los centros escolares, a llevar una vida saludable inculcándoles hábitos de alimentación sana y de actividad física adecuadas a sus facultades.
Ayudarles con comprensión y confianza a conocer su propia realidad biológica y psíquica, sus capacidades y limitaciones infundiéndoles seguridad en sus propios valores, de forma que puedan sentirse a gusto consigo misma y se acepten como realmente son.
Fomentar la autonomía y criterios capaces de evitar que los excesivos mensajes de los medios de comunicación y la publicidad sobre una imagen corporal falsamente perfecta, se convierta en una meta a conseguir y en un modelo que se olvida de los valores integrales de la persona.
Es muy conveniente realizar las comidas en familia, a ser posible nunca en solitario, aprovechándolas para una verdadera comunicación y contacto.
Evitar proponerles metas académicas, deportivas, o estéticas inalcanzables con arreglo a su capacidad mental o constitución física, ya que ello les podría producir una disminución de su autoestima.
Si precisan perder peso por razones de salud, hacerlo siempre con un estricto control médico. Si manifiestan sus deseos de perder peso innecesariamente o comienzan a reducir su alimentación y ante la más mínima sospecha de pérdida excesiva o reducción anómala de su alimentación, consultar con especialistas de atención primaria.
Es preciso saber que la preocupación continua por la comida en este tipo de trastornos alimentarios se convierte en algo obsesivo, que la persona no puede dejar de hacerlo con el consiguiente sentimiento de confusión y estados de ansiedad y depresión.
Cuando ya se haya detectado el trastorno alimentario, utilizar la calma y el sosiego para la búsqueda de soluciones, y para ello, la familia no se debe culpabilizar ni recriminar estas conductas. Todo ello ayudará a una mayor eficacia. En estos casos es importante buscar ayuda a través de los dispositivos sanitarios de atención primaria quienes evaluarán el problema y lo derivarán si procede a otros ámbitos de atención especializada y de salud mental en su caso.
Es conveniente agruparse en asociaciones de familiares con personas afectadas o grupos de ayuda mutua para intentar mejorar la atención a estos problemas, y sensibilizar a la sociedad sobre este tipo de enfermedades. Estas asociaciones realizan acciones reivindicativas para conseguir una mejor asistencia médica y psicológica denunciando a los medios de comunicación por la utilización de mensajes negativos.
Todas las personas relacionadas con la educación también tienen un papel importante en la detección precoz de estos trastornos, observando los comportamientos, cambios emocionales y de aspecto físico que pueden hacer pensar en este tipo de trastornos alimentarios.
Ya que leíste la información contesta lo siguiente:
1.   ¿Qué órganos y sistemas se alteran durante este padecimiento?
2.   ¿Cuáles de las actividades de prevención consideras no están siendo trabajadas adecuadamente y porque?